El marisco ha jugado un papel muy importante desde el principio de los tiempos, en gran parte por su fácil captura y por ser un alimento con un alto contenido en proteínas en proporción a su tamaño. El marisco era muy habitual en las zonas costeras, hablamos por tanto de un alimento que se consumía de forma directa, destacando por su frescura y calidad.
En la actualidad, el marisco se consume de forma extendida, no se limita solo a las zonas costeras sino que pude llegar a cualquier parte del mundo. Así pues, ¿cómo sabemos que el marisco que compramos es de buena calidad? Para ello, nuestros sentidos nos ayudan en el proceso de elección.
Por un lado, la vista y el tacto nos ayudan a reconocer el buen marisco. Ha de tener una carne firme y un aspecto suave, con superficie brillante y resistente.
Por otro lado, el olfato desempeña un papel fundamental. El marisco proviene del mar por lo tanto debe oler a mar. Además, ¿sabías que el olfato determina más de la mitad del sabor de un alimento? Sabemos que hemos elegido bien el marisco cuando lo comemos y sentimos que estamos degustando un delicioso trocito de mar, una porción de océano. Y por último, su sabor.
Una vez que hemos tenido en cuenta todos estos aspectos, el último consejo es no romper la cadena de frío, ya que si esto sucede, puede constituir un peligro para la salud del consumidor.
Es recomendable que, si el marisco es congelado, se descongele en el frigorífico para que pierda frío gradualmente y no de forma brusca.
En conclusión, los sentidos nos ayudan en gran medida a reconocer si un alimento es bueno o no ya que nos proporciona las pistas claves para fundamentar nuestra elección. Sin duda, Mariscos Méndez se caracteriza por la calidad de sus productos.
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